ALTAR MAYOR
La capilla mayor era románica en su origen pero fue reformada durante el barroco por orden del nuevo maestro de obras, José de Vega y Verdugo, nombrado por Inocencio X. Cuenta en la entrada con púlpitos renacentistas a ambos lados con escenas de la vida del Apóstol realizados por Juan Bautista Celma en 1578. Un baldaquino del siglo XVII sostenido por ángeles y un camarín barroco. El altar fue construido por Domingo Antonio de Andrade sobre el sepulcro del Apóstol y en el cual puso tres representaciones del santo, dentro del camarín una imagen de Santiago sedente de piedra policromada del siglo XIII vestido como peregrino con una esclavina de plata adornada con gran pedrería; se puede subir por la parte posterior del altar para realizar el tradicional abrazo al santo. Sobre el tabernáculo está representado Santiago en una estatua ecuestre y cuatro reyes le hacen honores: Alfonso II, Ramiro I, Fernando el Católico y Felipe IV. Finalmente se encuentra en cada ángulo la representación de las virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. El arzobispo de origen mexicano Antonio Monroy fue el mecenas que donó la plata para la construcción del frontal del altar, el sagrario, el expositor y la imagen de la Inmaculada.
El esplendor del altar mayor aumentó cuando se añadieron las rejas, se policromaron las bóvedas y se pavimentó el conjunto en mármol. El trabajo de Peña de Toro fue completado por el maestro Domingo Andrade, con maderas doradas, mármoles, jaspes y plata; y por los órganos del s. XVIII, decorados por Miguel de Romay. De la cúpula octogonal pueden verse colgar, frente al altar, la cuerda y el sistema de poleas ideado en el s. XVI para poner en marcha el famoso Botafumeiro.
El esplendor del altar mayor aumentó cuando se añadieron las rejas, se policromaron las bóvedas y se pavimentó el conjunto en mármol. El trabajo de Peña de Toro fue completado por el maestro Domingo Andrade, con maderas doradas, mármoles, jaspes y plata; y por los órganos del s. XVIII, decorados por Miguel de Romay. De la cúpula octogonal pueden verse colgar, frente al altar, la cuerda y el sistema de poleas ideado en el s. XVI para poner en marcha el famoso Botafumeiro.